Al principio todas las responsabilidades cayeron sobre los 12 apóstoles, pero posteriormente se fueron nombrando ministerios o servicios formados por un conjunto de personas que les ayudaban a realizar las tareas. Los más importantes son el episcopado, el presbiterado y el diaconado.
Las comunidades cristianas no se cerraron, siguieron expandiéndose y se abrieron a los demás hasta llegar a Roma.
En el siglo I se produjeron muchas persecuciones a los cristianos debido a la práctica inducida por el emperador Augusto, y a los romanos ateos, que no aceptaban nuestras prácticas.
Hacia el año 300 el cristianismo ya se había expandido en torno al Mediterráneo.
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