viernes, 15 de junio de 2012

Hasta el final de los tiempos

Ante todo esperanza, las personas nacen, crecen y mueren. Ante la realidad de la muerte, los cristianos se dirigen a Jesús y a María buscando respuesta.
La experiencia de la muerte es quizá el momento más duro y desconcertante de la vida humana. Somos seres orientados a la vida y, a veces, la vivimos de forma injusta. Pero el cristiano entiende la muerte como un paso de esta vida a una eterna e inmortal, ya que para el cristiano la persona es en su individualidad, sagrada.
La virtud de la esperanza corresponde al anhelo de la felicidad puesto por Dios en el corazón de todos lo hombres; protege del desaliento y abre el corazón a las necesidades ajenas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario